Luego de un arduo trabajo, fueron seleccionadas 23 piezas guatemaltecas de 15 autores para conformar el disco “Paulo Alvarado: El violonchelo guatemalteco”. Este es un proyecto auspiciado por el Aporte para la Descentralización Cultural (Adesca), con el financiamiento del Ministerio de Cultura y Deportes, que requirió cinco años de investigación y desarrollo.
El creador del documento, Paulo Alvarado explica que la inspiración para este trabajo fueron los recitales de violonchelo y piano que presentó hace precisamente un lustro. “El interés no era repetir los patrones de otras partes, aunque son buenos antecedentes, sino dar a conocer la música de Guatemala”. En este empeño, Alvarado se topó con algunos obstáculos. El principal de ellos fue que el instrumento era más bien un acompañante. Por ello, muchas de las melodías incluidas son adaptaciones.
Las composiciones llevan al oyente a un recorrido por cuatro siglos. Este se inicia en 1582 y concluye en 2011. Además de dos piezas de su propia inspiración: “Son para mi viejo” y “Preludio III”, Alvarado incluye composiciones tan antiguas como una “Pabanilla” propia de Huehuetenango de autor anónimo y “Oygan un Xacarilla”, de Rafael Castellanos.
“La estatua ridícula”, de José Eulalio Samayoa y “Mi Bella Guatemala,” de Germán Alcántara ilustran a los siglos XVIII y XIX en la producción. Además, hay dos melodías tituladas “Canción de cuna”, una escrita por el abuelo de Paulo Alvarado, Jesús María Alvarado y otra de Ricardo Castillo.
Beningno Mejía Cruz es el autor de “Estampa ritual”, que incluye sonidos de la naturaleza. Mientras que en “Sarabanda”, de Óscar Castellanos” hay referencia de música española.
El humor se asoma en esta producción gracias a Joaquín Orellana, quien aporta “Var de la Var.K”, una variación K de “Ante Par III”, además de la melodía “Scherzino”. Tres de los “Seis cantos de esperanza” de Jorge Sarmientos se aúnan al disco: “Canto de tristeza”, “Romance Vestal” y “Danza de Nahual” para reforzar con su melodía y armonía lo característico de la segunda mitad del siglo XX.
Sergio Reyes Mendoza ofrece la composición “A Luz Elena”. Mientras que Isabel Ciudad Real brinda tres canciones tituladas “Por un caminito así”, “Pájaro” y “The Man with the Blues Guitar”, inspiradas en poemas. Las dos primeras en obras de Rafael Arévalo Martínez y la tercera en un poema de Wallace Stevens.
Algunos de los “cómplices” que Alvarado tuvo para la realización de este trabajo, fueron el Maestro Alex Salazar, quien fue auxiliar en la investigación, transcripción, adaptación y digitalización del material. Además del pianista costarricense Gerardo Meza, quien es el otro intérprete en el disco, y el arreglista guatemalteco Jorge Estrada. El autor también agradece al Conservatorio Nacional de Música “Germán Alcántara” por su apertura y colaboración.
Al apoyar este tipo de obras, por medio del financiamiento a Adesca, el Ministerio de Cultura y Deportes contribuye a acrecentar el registro de obras musicales guatemaltecas y el desarrollo del repertorio de nuevos músicos.