El Ministerio de Cultura y Deportes (MCD) invita a todos, a participar de las actividades culturales que se promueven con motivo del festival de barriletes gigantes el 1 de noviembre en Sumpango y Santiago Sacatepéquez, en donde representantes del Ministerio estarán apoyando en cada uno de los municipios.
Además, en el Museo Regional de Santiago se encuentra una exposición en donde se muestra parte de esta hermosa tradición. Al mismo tiempo, el 8 de noviembre se realizará una muestra especial de los barriletes gigantes en el parque “Erick Barrondo”, en donde las familias podrán disfrutar del evento dentro de la ciudad capital.
Cada 1 de noviembre, desde hace más de 80 años, tiene lugar el famoso festival de barriletes gigantes en los municipios de Sumpango y Santiago Sacatepéquez
Durante todo el día, en ambas localidades, el cielo se cubre de las majestuosas creaciones de los artesanos y cada uno participa en un concurso donde es evaluada su creatividad y su técnica de vuelo.
Los días de festejo, los pobladores varones de Santiago llevan en brazos sus Barriletes Gigantes hasta el cementerio, el cual está situado en lo alto de una colina. Desde ahí, elevan el vuelo estas gigantescas y coloridas creaciones, elaboradas con papel de china y gruesas varas de Castilla.
Los habitantes de Sumpango, les imitan reuniéndose en el campo de fútbol ubicado al lado del cementerio.
Cada barrilete lleva detrás meses de trabajo y preparación; la aspiración más grande de sus creadores es elevarlos a la máxima altura y mantenerlos en el aire el mayor tiempo posible.
En la exposición previa al vuelo, se presentan barriletes de distintas dimensiones. Los más grandes pueden medir entre los 5 y los 20 metros y su costo de fabricación puede alcanzar los ochenta mil Quetzales.
Esta tradición, inició a principios del Siglo XX, fue declarada Patrimonio Cultural de Guatemala en 1998.
Esta original costumbre tiene un trasfondo religioso y cultural. Los pobladores tienen la creencia de que los barriletes son un lazo para comunicarse con los seres queridos que han fallecido, y también se cree que son mensajeros de paz.
Culturalmente es una muestra de la creatividad local, mostrando contenidos sociales, políticos y económicos de la actualidad. También es el escenario ideal para que los jóvenes expongan su talento.
Aunque hay muchas leyendas sobre sus orígenes, una de las más populares dice que, cada Día de Todos los Santos, el cementerio se veía asediado por espíritus malignos, que acosaban a las ánimas buenas que descansaban en el recinto, lo que causaba que las calles de la población las invadieran las almas penantes.
Tras consultar el problema con los ancianos, los guías de la comunidad recomendaron hacer ruido con trozos de papel al viento, para lograr ahuyentarlos. De esta creencia derivó la fabricación de barriletes, cuya finalidad era dejar descansar a los espíritus buenos del lugar.