La Biblioteca Nacional de Guatemala «Luis Cardoza y Aragón» fue fundada por el Decreto promulgado el día 29 de octubre de 1879 por el decreto promulgado en dicha fecha pero con anterioridad fue creada por el Acuerdo Gubernativo emitido el 18 de octubre de 1879 , así mismo fue inaugurada y estructurada en el Edificio de la Sociedad Económica. Debido a que Guatemala sufrió constantemente terremotos, la Biblioteca Nacional se trasladó para el Salón Mayor de la Universidad de San Carlos de Guatemala, entre 1917-1918. El actual predio data de septiembre de 1957, con un área de 7858 m².
Posee en su interior, representaciones de códigos mayas, realizados por Antonio Tejada Fonseca, Guillermo Grajeda Mena y José Antonio Oliviero.
Misión y Visión
VISIÓN:
Ser el principal referente bibliotecológico del pais, depostiario del material bibliográfico publicado en y sobre Guatemala y hacer de la Biblioteca un lugar de encuentro, un Centro Cultural que contribuya al crecimiento integral de la comunidad y fomente el desarrollo cultural, la igualdad económica, social, étnica y de género y de inclusión de grupos vulnerables y minorías por medio del acceso libre al conocimiento, información, recreación y tecnologías.
MISIÓN:
Coleccionar y preservar el patrimonio bibliográfico nacional en todas sus formas, que permita constituir un acervo que conserve la memoria intelectual, histórica, científica y cultural de Guatemala para la posteridad asi como ponerlo a disposición de la población y brindar un servicio de calidad a los usuarios.
Así fue la inauguración
En la ciudad de Guatemala, a los catorce días del mes de septiembre de mil novecientos cincuenta y siete, siendo las once horas, reunidos en el Edificio de la Biblioteca Nacional, el Presidente Constitucional de la República Licenciado Luis Arturo González López; Licenciado Federico Carbonell, Presidente del Organismo Legislativo; Licenciado José Gregorio Aguilar Fuentes, Presidente del Organismo Judicial; los Ministros de Estado; Licenciado Vicente Díaz Samayoa, Rector de la Universidad de San Carlos de Guatemala; Monseñor Mariano Rossell y Arellano, Arzobispo de Guatemala; Ingeniero Julio Obiols, Alcalde de la ciudad de Guatemala; Miembros del Honorable Cuerpo Diplomático y Consular, personas invitadas para el efecto, se procedió de la manera siguientes:
Reseña Histórica
Este centro de cultura fundado por el Gobierno del general Barrios en 1879, y puesto al servicio público el 24 de junio del año siguiente, ha peregrinado por distintos sectores de la ciudad, hasta encontrar un incómodo descanso en el lugar que hoy ocupa, en el salón contiguo a la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales.
El acuerdo en cuestión en su fase considerativa, entre otras cosas, indica que este centro será uno de los medios más eficaces de propagar toda clase de conocimientos útiles, “y advierte así mismo que esta capital, no obstante su importancia, carece un establecimiento de este género a donde todos puedan concurrir a adquirir la instrucción que gusten, con la lectura de obras escogidas”.
Según el acuerdo de fundación, la Biblioteca funcionaría en “uno de los salones más adecuados del edificio de la Sociedad Económica” “y sus primeros volúmenes serían los de la propia Sociedad, así como los existentes en las bibliotecas particulares de la Universidad, la Escuela Politécnica, la Escuela de Artes y Oficios y los pertenecientes a los extinguidos conventos”.
Al disolverse la Sociedad Económica por disposición gubernativa de fecha 20 de abril de 1881, su local fue ocupado por la Representación Nacional y la Biblioteca pasó entonces al edificio en donde hasta entonces había funcionado la Asamblea.
Su Reglamento:
El 27 de octubre del mismo año en que se fundó, el Gobierno emitió un reglamento, por medio del cual se reglaba la forma en que la Biblioteca desplegaría sus actividades. En ese Reglamento compuesto de 14 artículos, hay disposiciones que se establece que dependerá del Ministerio de Instrucción Pública y que se dividirá en cinco secciones a saber: Derecho, Medicina, Ciencias Físico – Matemáticas, Humanidades y Miscelánea.
En la sección de Derecho correspondería: Derecho Patrio, códigos y leyes extranjeras, disertaciones de jurisconsultos, Derecho Canónico Natural y Romano, Derecho de Gentes, Público y Administrativo, Práctica Forense, Economía Política, y en general todo lo comprendido bajo la denominación de Ciencias Políticas y sociales.
La sección Médica debía comprender: Historia natural, Anatomía, Fisiología e Higiene, Patologías, Materia Médica y Terapéutica, y todo aquello que estuviera enmarcado dentro de la denominación de ciencias médicas.
La rama tercera debía ocupar: Matemáticas, Astronomía, Física, Química, Mecánica, Meteorología y todo lo que se comprenda en la denominación de ciencias exactas puras o aplicadas.
A la cuarta sección: tratados sobre idiomas muertos y vivos. Literatura, Filosofía, Geografía e Historia, Retórica y Poética: y finalmente, en la sección de miscelánea debían incluirse las enciclopedias, los periódicos, las relaciones de viajes, industria, bellas artes, novelas y demás obras que no estén comprendidas en las anteriores ramas.
Su Inauguración:
Día de gran fiesta para la cultura de Guatemala, fue el 24 de junio de 1880 cuando se hizo efectivo el Acuerdo que creó la Biblioteca Nacional al inaugurarse este centro en uno de los salones de la Asamblea Legislativa en el mismo lugar en que hoy funciona el Congreso de la República.
Un entusiasmo inusitado se desbordó con finas elocuencias los servicios de la Biblioteca. Su discurso inaugural es toda una pieza en los campos de la Literatura. Habló al pueblo entre otras cosas, de los valores supremos de la humanidad y afirmó que esta Biblioteca es un elemento de reforma y consolidación política y que ella viene a completar el plan de regeneración del país por la libertad y por la luz.
Su Peregrinaje:
Es cierto que el gobierno de Barrios fundó una Biblioteca pero también es verdad que desde hace 78 años, esa biblioteca no había sido dotada de un local acorde con su jerarquía. Del edificio de la Asamblea fue trasladada como consecuencia de los terremotos de 1917 a la casa que hoy ocupa la Escuela de Artes y oficios Femeniles, frente al parque Morazán. Más tarde por diferentes circunstancias, se ve el Gobierno en la necesidad de colocar sus anaqueles en el salón que da a la 10ª. Calle.
Entrega de llaves
Peña Flores hizo entrega de las llaves del nuevo edificio de la biblioteca al ministro de Educación Pública Baltasar Morales de la Cruz, acto continuo, el presidente González López declaró inaugurado el edificio a nombre del gobierno.
Expresó el gobernante que la importancia de un centro como el que el sábado quedó inaugurado, es muy honda, ya que sus proyecciones van dirigidas hacia las raíces del pueblo y que por otro lado, su influencia tendría que ser beneficiosa, productiva y fecunda.
También el licenciado Ricardo Castañeda Paganini, director de la biblioteca nacional, expresó sus agradecimientos al gobierno por la conclusión de tan importante obra, e hizo a grandes rasgos un bosquejo histórico de las bibliotecas de Guatemala. Después de terminado el acto, el presidente interino y su comitiva visitaron las distintas instituciones.
DISCURSO DE ENTREGA DE LLAVES DE LA BIBLIOTECA NACIONAL
Guatemala 14 de septiembre de 1957
11:00 A.M.
Al hacer entrega de la obra al Ministerio de Educación, el primer subsecretario de Comunicaciones y Obras Públicas, licenciado José Felipe Peña Flores pronunció el siguiente discurso:
Señoras y Señores: |
Al inaugurar este suntuoso edificio, cuya fachada de líneas rectas y armoniosas se eleva frente a la plaza principal de la ciudad, quiero referirme a dos aspectos que le atañen íntimamente, incidental uno, fundamentalmente el otro. Esta fábrica fue diseñada especialmente para instalar en ella a la Biblioteca Nacional es una, de las pocas obras iniciadas por el Doctor Arévalo, abandonada por Árbenz y concluída por esta administración.
Una de las virtudes sobresalientes de nuestro malogrado jefe y amigo, el coronel Carlos Castillo Armas, sacrificado en la forma cobarde que todos conocemos y lamentamos fue no desdeñar ningún trabajo, ninguna ley, ningún propósito que se inspirara en el bien público y fuera concebido con el fin de prestar servicios a la colectividad. Las numerosas salas que hoy se abren y se ofrecen al pueblo, son el testimonio irrecusable del generoso espíritu constructivo que siempre animó al coronel Castillo Armas; quién pasará a la historia como el arquetipo del funcionario laborioso con plena conciencia de que gobernar es construir y enseñar.
Con estos antecedentes, nada tiene de extraño que en los primeros párrafos de nuestro discurso, evoquemos emocionados la memoria del ilustre mandatario desaparecido, quien puso tanto interés y cariño en la terminación de esta obra, que él consideraba de gran utilidad como una ventana abierta hacia la cultura.
Es indudable que una de las mayores y más graves preocupaciones del hombre prehistórico, fue conservar y transmitir la elemental explicación de ciertos fenómenos y la empírica solución de algunos problemas –frutos de la experiencia o del azar – varias veces perdidos por la infidelidad o la tradición oral, único medio de comunicarse. Estos granos de saber, estas gotas de conocimiento que fueron toda la ciencia de una época, pudieron conservarse y transmitirse como herencia preciosa de generación en generación, cuando el hombre inventó la escritura y supo esculpir piedra y grabar ladrillos, antecesores gloriosos del papiro y el pergamino, materiales sagrados donde los hombres dejaron constancia de sus observaciones y sus sueños.
Testimonio y mejor dicho recuerdo vivo de sus primeras páginas de historia, de ciencia o de cronología son los frescos pintados a la entrada del edificio; copias del Códice de Dresden y el Códice Tro – cortesiano donde nuestros abuelos mayas representativos de una raza vigorosa que supo crear en torno al maíz una cultura superior, dejaron en criptogramas no descifrados resumen de sus logros en diversas actividades disciplinadas.
Más tarde apareció el papel y como consecuencia material, el libro que vino a resolver en forma permanente el problema para difundir los conocimientos. Señalamos ya la función maravillosa del libro, que puede condesarse en una palabra: enseñar; pero esto es demasiado simple a lacónico, debemos agregar que las formas de la docencia son plurales y el libro contiene la mayoría; en él están las más ricas y variadas manifestaciones de la inteligencia humana; en él hay mensajes inéditos y especiales para todas la edades y todas la jerarquías; es página abierta a la cual podemos concurrir todos es el maestro sabio y bondadoso siempre dispuesto a repetir la lección; es el guardián insobornable de la cultura. El libro es la universidad del autodidacta, el consejero del docto, el amigo del solitario y el compañero del enfermo. Por su medio dialogamos con los espíritus más selectos de todos los tiempos, nos informamos de las inquietudes del presente y aún tenemos la visión de los que puede ser el porvenir.
La persona que no tiene relación cotidiana con libros, viven de espaldas a la cultura y se han privado, voluntariamente, de los goces más puros y delicados que puede disfrutar el hombre. En sus páginas, panorama de siglos, está proyectada la trayectoria de la humanidad desde la época de las cavernas hasta nuestros días. Mitos y leyendas, conquistas y fracasos, grandezas y miserias, todo está ahí, como testimonio de las flaquezas y heroísmo de la especie; y cuando el ente de carne y hueso no da la medida penosa o sublime, necesaria para representar de un determinado tipo, entonces el genio lo crea, mezclando al barro levadura humana y aparecen: Edipo, La Celestina, Tartufo, Hamlet o don Quijote…
Los libros escasos y por consiguiente caros, fueron en un principio privilegio de los poderosos, más tarde el poder público advirtió la conveniencia de las coleccionarlos y así nacieron las bibliotecas. La más antigua y famosa de la que tenemos noticia fue la de Alejandría, creada por Tolomeo Filadelfo 300 años antes de Cristo y destruida por el fanatismo de Omar en el siglo VII de nuestra era. En la edad media la cultura se refugió en los conventos y fueron monjes los guardianes celosos de los clásicos de la antigüedad; gracias a ellos llegaron hasta nosotros no pocas obras de escritores griegos y latinos.
Fue durante el brillante período del Renacimiento cuando surgió de nuevo el afán por coleccionar obras literarias; Pontífices y grandes señores italianos enviaron emisarios especiales a la búsqueda de libros y manuscritos; se contrataron numerosos amanuenses para copiar en los manuscritos los viejos apuntes y se pagaron espléndidamente las buenas traducciones. Después vino la invención de la imprenta que revolucionó el arte de editar libros, multiplicando y popularizando todas las obras del ingenio humano.
En América existen numerosas y buenas bibliotecas, especialmente en los especialmente en los Estados Unidos, nacidas en la mayor parte de las Universidades; algunas poseen modernas instalaciones y otras trabajan en anticuados edificios, pero todas cumplen su elevada misión.
Nuestra biblioteca pública, hoy Biblioteca Nacional de Guatemala, fue fundada en la época de la Reforma por Acuerdo Presidencial de 18 de octubre de 1879. Inició sus labores fundiendo en una sala las bibliotecas de la Sociedad Económica, Escuela Politécnica, Escuela de Artes y Oficios y la de los extinguidos conventos, además de un lote de libros de variada índole, pedido expresamente. Fue su primer director don Dámaso Micheo y entre el grupo de persona que la han dirigido vamos a citar dos nombres, porque ya pertenecen a la historia: el poeta cubano José Joaquín Palma y el doctor Ramón A. Salazar, varones ilustres de grata memoria.
En los tres cuartos de siglo que tiene la creada Biblioteca Nacional, se ha esforzado siempre por llamar su cometido, pese a las limitaciones insuperables de su antiguo local pequeño e inapropiado y a la modestia de su presupuesto para adquirir las obras contemporáneas que el estudioso demanda. Las bibliotecas modernas, ya no son simples y vastos depósitos de libros más o menos ordenados; ahora tienen que ser entidades funcionales, con todo su material clasificado y catalogado para servir en el menor tiempo posible. La biblioteca moderna debe llenar a cabalidad dos funciones esenciales: la primera, netamente popular, consiste en llevar el libro hasta el lector; en crear un ambiente propicio para que el visitante ocasional se convierta en visitante asiduo; la segunda; se relaciona con el erudito que llega a verificar fechas o comprobar datos; a estos se les debe prestar facilidades y ayudar eficaz, interesándose en sus investigaciones y sugiriéndoles nuevas y quizá mejores fuentes de información.
La función de la biblioteca como servicio gratuito tiene que ser cada día más amplia y específica a la par, no basta con proporcionar el libro solicitado, debe inquirirse qué desea, qué busca para orientarlo y darle las obras que mayor utilidad le presten.
Tengo entendido que el principal fondo atesorado por la Biblioteca Nacional lo constituyen las secciones “JOSÉ TORIBIO MEDINA”, que contienen la mayoría de las obras enumeradas por el famoso bibliógrafo chileno en su libro “Historia de la imprenta en Guatemala” 1660 – 1821 y otras no mencionadas en este texto. También debe señalarse la sección “J. GILBERTO VALENZUELA”, que además de las obras citadas en su libro “La imprenta en Guatemala”, contiene la bibliografía de este acucioso compatriota, en la cual sale una rica colección de impresos raros, hojas sueltas y periódicas ocasionales. De las bibliotecas de las extintas órdenes monásticas, queda una sección de obras antiguas impresas en pergamino, donde puede que haya uno que otro incunable.
A todo esto, que podemos llamar el capital de la biblioteca, debe agregarse la producción de autores nacionales, la cual ha de figurar en secciones de hemeroteca nacional.
Una de las ventajas de esta obra edificada con los más sanos propósitos, cuyas dimensiones, distribución de locales y costo reseñamos por aparte, consiste en su ubicación en el propio centro de la ciudad. El libro viene en busca del lector. La vieja plaza colonial de inconfundible estilo español, en torno de la cual se ha erguido siempre: el Palacio del Gobierno, la Catedral, la Casa del Ayuntamiento, el Cuartel militar y el Portal del Comercio, tiene un nuevo elemento, que representa el espíritu de la época: la Biblioteca Pública.
Entre las numerosas y valiosas obras que el Gobierno de la República ha construido y puesto al servicio del pueblo – y entre ellas hay magníficos edificios para escuelas y hospitales – ninguna reúne en grado tan alto contenido cultural de esta Biblioteca, llamada por su propia e intrínseca condición a realizar una fecunda labor de divulgación científica. Aquí en estos salones, han de congregarse estudiantes e todos las disciplinas, hombres de los más diversos sectores sociales, ignorantes y doctos, para buscar en las páginas de los libros la respuesta a sus interrogaciones.
Pocas veces en el desempeño de mi cargo, he sentido una emoción tan honda y legítima como la que hoy me embarga al hacer entrega de las llaves y agradecer al señor presidente su solemne declaración de estar inaugurando el monumental edificio de la nueva Biblioteca Nacional de Guatemala.
(Es doloroso que el hombre más devoto de la cultura popular y más empeñado en la terminación de este centro de estudios e investigaciones, no se halle presente físicamente en este acto, pero, espiritualmente está con nosotros: preside y entrega la Biblioteca para el pueblo de hoy y mañana).
Señores: considero que la forma más apropiada y convincente de celebrar el glorioso aniversario de nuestra Independencia, es darse al pueblo en obras de progreso y beneficio social.
El gobierno estima y yo siento personal complacencia de expresarlo, aprovechando esta efemérides cívica, que está indiscutiblemente justo, agradecer en este momento trascendental a los señores ingenieros y a los trabajadores que con su esfuerzo y entusiasmo hicieron posible la material realización de este tempo que dignificará a los maestros del pensamiento humano.
Sala de Braile
Fue inaugurada en febrero de 1992. Desde entonces presta servicios orientados a la población ciega y deficiente visual.
En ese sentido, el tipo de material con que cuenta es especial, debido al formato braile impreso, audio y electrónico. Su colección asciende a 700 libros en formato braile y unos mil títulos en formato de audio.
Para el préstamo se llena una ficha donde el usuario firma comprometiéndose con la devolución. La colección de audio también es voluminosa. Por ejemplo, la obra El Señor Presidente, de Miguel Ángel Asturias, está en un sólo volumen tinta, pero en audio se compone de 12 casets. Así es el sistema, bastante amplio y requiere disponibilidad de tiempo del usuario para las consultas. Por ello se da la facilidad de que se lleven los libros a su domicilio.
En formato electrónico se tiene mayor número de títulos. La biblioteca virtual para personas ciegas se llama Tifolibros. Este sistema cuenta con unos 35 mil títulos, lo cual es una opción bastante amplia para los suscritos.
La sala también cuenta con un laboratorio informático que fue inaugurado hace dos años, el cual es auspiciado por una organización para no videntes de España y muy útil para usuarios con deficiencia visual. Ofrece un diplomado gratuito y es la única biblioteca a nivel centroamericano que cuenta con este servicio.
Laboratorio para no videntes
Con el propósito de ampliar sus servicios de educación para la población debido al avance de la tecnología y la informática surge en marzo del año 2006, el proyecto del laboratorio de computación para personas ciegas y deficientes visuales, conforme a los lineamientos de un convenio de donación suscrito entre la organización de ciegos de España (ONCE), La organización Red Social para América Latina (FOAL) y el Ministerio de Cultura y Deportes, con el fin de de brindar apoyar en la preparación, tecnificación y conocimiento de nuevas tecnologías para el desarrollo individual, escolar y laboral.
Actualmente, en el laboratorio de computación, se imparten clases de computación de Microsoft Office con software adaptado a personas ciegas y deficientes visuales, así como atención a usuarios discapacitados visuales de todas las edades, atención personalizada y asesoría en la búsqueda de información.
Para brindar mejor atención, el laboratorio de computación, cuenta con 8 computadoras con sistema operativo, Windows Xp conectadas a internet, en horario de lunes a viernes de 8:00 hrs. A 17:00 Hrs.
Sala de referencia y lectura
A diferencia de las demás salas de la Biblioteca Nacional, en esta área el usuario puede ingresar libros de su propiedad para realizar sus tareas o lecturas.
Bibliotecarias que le auxiliarán
Colección que encontrará:
Servicios:
Tipos de usuarios que la visitan:
Sala Escolar
Es una de las salas más visitadas, cuenta con alrededor de 225 mil libros y se pueden consultar por medio del catálogo impreso en los ficheros.
Bibliotecaria que le auxiliará
Colección que encontrará
Servicios
Tipos de usuario que la visitan
Sala General
Esta sala se inauguró hace cinco años con aproximadamente 110 mil libros. Es visitada por universitarios e investigadores especializados a quienes se les ofrece el servicio de fotocopias por personal del Comité ProCiegos y Sordomudos, institución no lucrativa de apoyo a un gran sector de la población.
La peculiaridad de esta sala radica en su distribución por medio de dos niveles arquitectónicos, en los cuales ha sido distribuida la colección, la cual es indicada de acuerdo con la clasificación décima de Melvil Dewey. Su encargado, referencista y bibliotecario con más de doce años de experiencia es Sergio Robles, quien selecciona y estudia los diversos materiales, los cuales, con el paso del tiempo, pasarán a formar parte del fondo antiguo.
Clasificación de la Colección:
100 – Filosofía y psicología.
200 – Religión y teología.
300 – Ciencias sociales, ciencias políticas.
400 – Lenguaje y Lingüística.
500 – Ciencias puras (Matemáticas, ciencias naturales, etc)
600 – Ciencias aplicadas: medicina, tecnología.
700 – Bellas artes, juegos, deportes.
800 – Literatura.
900 – Geografía, historia.
Sala Infantil
En esta sala se trabaja un Programa de animación a la lectura para promover la lectura por medio de cuentos, fábulas, leyendas y juegos lúdicos.
El objetivo del programa es que los niños se encariñen con los libros y se formen en el hábito de la lectura.
Bibliotecarios que le auxiliarán
Colección que encontrará
Servicios
Tipos de usuario que la visitan
Sala Nacional
En esta sala podrá consultar toda la bibliografía nacional escrita por autores guatemaltecos y autores extranjeros.
Bibliotecarios que le auxiliarán en esta sala
Colección que podrá encontrar
Servicios
Tipo de usuarios que la visitan
Sala de Fondo Antiguo
Aquí se conservan todas las joyas bibliográficas de Guatemala por ello el área es restringida.
Los documentos llamados joyas bibliográficas son únicos y se resguarda porque es un documento que jamás se volverá a encontrar en otro lugar.
Esta sala cuenta con alrededor de 30 mil libros y documentos
Para conservar en buen estado la colección esta sala se encuentra climatizada para proteger de las temperaturas altas y bajas los documentos y por lo mismo no es posible obtener fotocopias de los documentos.
El usuario que desee consultar los catálogos y los documentos debe hacer previamente una cita al teléfono 22322443
Bibliotecarias que le auxiliarán
Colección que posee
Servicios que ofrece
Tipo de usuarios que la visitan
Dirección:5ª avenida 7-26 zona 1 Guatemala, Guatemala
Teléfono: 2232-2443
email: bibliotecanacional@mcd.gob.gt
Directores de la Biblioteca Nacional de Guatemala