Es una manifestación cultural que debe entenderse más allá de la expresión material que el barrilete representa, pues engloba una serie de procesos y significados enmarcados en el contexto social y cultural de las comunidades. El cúmulo de técnicas para la realización de los barriletes gigantes constituyen un arte local, y en consecuencia las y los portadores se reconocen como artistas, comúnmente llamados barrileteros.
Ambas comunidades son mayoritariamente maya-Kaqchikel, es por ello que toda manifestación cultural nacida en Santiago y Sumpango, Sacatepéquez tienen como principal influjo la cultura maya. Dentro de su cosmovisión, quienes ya hicieron el tránsito por la muerte se convierten en sus ancestros, seres con los que se pueden comunicar y a quienes celebrar. Bajo esa visión de la muerte es que cada 1 de noviembre se desarrollan el festival de los barriletes gigantes.
Para las y los portadores los barriletes es un medio para comunicarse con su comunidad y visitantes, pero sobre todo con sus ancestros, es una conexión espiritual entre el mundo de los vivos y los muertos, representa el enlace con los difuntos.
La elaboración de barriletes gigantes inicia en julio y termina el 31 de octubre de cada año. Se vuelan o exhiben (según su superficie) durante el 1 de noviembre en el marco del día de Todos los Santos. Los conocimientos de las y los portadores vinculados a la elaboración de los mismos constituyen técnicas comunitarias, que han formado parte de la identidad local y se han transmitido de generación en generación.
Las técnicas y conocimientos permitir construir barriletes de grandes dimensiones -de 2 a 22 metros de diámetro- que pueden o no volarse y cuyo objetivo es comunicar temas actuales relacionados con aspectos sociales, políticos, culturales, del medio ambiente, entre otros.
Descripción de la técnica de elaboración de los barriletes gigantes:
El proceso del lienzo inicia con reuniones de los grupos para proponer diseños y decidir cuál será el que se representará con el barrilete gigante. El diseño electo se traslada a escala real, se prepara el lienzo y se empieza a trabajar y colorear.
Una vez terminado, se procede a colocarle al borde un forro con lazo o pita por dentro, esto servirá como soporte para asegurarlo a la estructura de caña de castilla o bambú.
Bendicen los materiales con que se van a cortar y transportar el bambú. Al regresar del corte, se hace un desfile hacia el lugar de almacenamiento, se realiza una ceremonia maya y se guarda el bambú a la espera de la fecha en que el lienzo del barrilete esté listo y sea hora de armar la estructura de soporte.
En el forro se colocan los característicos flecos y una cola que cumplirá funciones aerodinámicas y, para que el vuelo sea efectivo, se colocan frenos de pita o lazo, con el fin de maniobrar el barrilete.
El lienzo es atado a la estructura durante la noche del 31 de octubre y el amanecer del 1 de noviembre, para finalmente ser expuesto o elevado.