En la alborada del siglo XXI, Guatemala ha entrado en una nueva era. Tras inmensos esfuerzos estamos tejiendo la paz. Ahora nos disponemos a conquistar el futuro y para ello estamos cimentando las bases del diálogo, el entendimiento mutuo y la solidaridad. Ahora es el tiempo del autorreconocimiento, del robustecimiento de la identidad y las identidades. Es el tiempo de ser nosotros mismos, de recuperar y afirmar nuestra esencia plural para lograr un destino justo y solidario. La sedimentación de la paz y la construcción de la nación guatemalteca pluricultural, multiétnica y multilingüe aún requieren del trabajo conjunto del gobierno y la sociedad civil. Por lo tanto, las políticas culturales se deben formular partiendo de las necesidades y demandas de la población.