Las celebraciones religiosas en comunidades ancestrales representan el sincretismo de la espiritualidad Maya con el cristianismo. En Sololá, las comunidades realizan actividades de la fe católica con manifestaciones prehispánicas que ofrecen coloridas muestras se sus creencias.
En Santiago Atitlán, Sololá, el Lunes Santo es el día que los cofrades llevan las prendas del Rijlaj Mam “El Gran Abuelo” a lavarlas y purificarlas en las aguas sagradas del lago de Atitlán. Al día siguiente, se realiza una ceremonia en la que solamente participan los cofrades mientras las prendas se secan.
El Miércoles Santo, el Rijlaj Mam es llevado de la cofradía a la municipalidad por la mañana y por la tarde se ubica en su Capilla a un costado de la gran plaza. Los vecinos de Santiago acuden en peregrinación a la iglesia y a la capilla donde Rijlaj Mam se encuentra ubicado.
El Jueves y Viernes Santo sigue la peregrinación donde le llevan presentes haciendo rogaciones, mientras el Rijlaj Mam permanece en el recinto suspendido en un asta de madera recubierta de vegetación, para acompañar a Jesucristo en su camino.
El Gran Abuelo está presente en los momentos de la Pasión de Jesucristo, cuando las imágenes de su calvario, crucifixión y muerte sale en anda. Es aquí donde se reciben las peticiones de la comunidad, mientras muestra vestimenta de gran colorido y con múltiples aditamientos que enseñan la alegría de vivir y el goce espiritual.
El Viernes Santo en Santiago Atitlán se prepara en la iglesia el cortejo precesional con tambores y chirimías. A un costado de la plaza también sale el Rijlaj Mam en hombros y llega al encuentro de su hermano Cristo-Jesús yacente. Se establece el ir y venir de las dos andas, un paso determinado por el Gran Abuelo. Cuando el Rijlaj Mam decide ir a sus aposentos el anda de Jesucristo Yacente prosigue en las calles del pueblo.