La fiesta universal con la que el mundo cristiano celebra la llegada al mundo de Jesús tiene matices propios en Guatemala. El historiador Miguel Alfredo Álvarez, Director del Museo de Historia Natural, del Ministerio de Cultura y Deportes, destaca que las fiestas de fin de año en el país tienen espiritualidad, colores y sabores distintivos.
“La Navidad guatemalteca huele a manzanilla, pino y frutas de estación”, refiere Álvarez. En cuanto a los sabores que están presentes en la mesa guatemalteca, el historiador indica que los tamales rojos y negros son lo más tradicional, y aunque en la actualidad se combinan con alimentos de otras latitudes, estos son los que han trascendido generaciones. Las bebidas tradicionales son el ponche de frutas y el chocolate. El pan que se come en esta época es diferente. Los pirujos y las tortas son otra manera gastronómica de celebrar.
Los Nacimientos, traídos al país por el Santo Hermano Pedro de San José de Betancur, adquirieron en el país toques característicos, los cuales se expresan en la recreación de paisajes propios del país. En estas escenas juegan un papel importante los aserrines de fuertes colores como el rojo, amarillo, verde y azul en todas sus gamas. La decoración se complementa con la manzanilla, la hoja de pacaya y el pino.
Las artesanías que se utilizan para escenificar las escenas del nacimiento provenían originalmente de Antigua Guatemala y luego empezaron a venir las de Chinautla. Álvarez comenta que en la actualidad este tipo de figuras han sido sustituidas por modelos italianos, españoles, alemanes y mexicanos. También es frecuente encontrar algunos pastores salvadoreños, específicamente de Ilobasco. El historiador indica que las figuras de Antigua Guatemala se caracterizaban por ser mates, mientras que la de esta localidad salvadoreña son brillantes.
Álvarez asegura que las posadas, que tienen inspiración bíblica, tienen su origen en Guatemala. “De ahí fueron llevadas a México”, indica. Estas procesiones que recrean la historia del peregrinaje de José y María por Belén, van acompañadas por las características caparazones de tortuga, los pitos, los cuales acompañan los coros. Quienes van con la posada cantan una parte de la composición y quienes la recibirán la otra.
Luego del 24 de diciembre, son los villancicos los que acompañan las novenas al Niño Dios. El historiador explica que este tipo de cantos empiezan a surgir en Guatemala, casi inmediatamente después de la llegada de los españoles. Álvarez comenta: “El Maestro Dieter Lehnohff ha encontrado escritos que datan desde 15 años luego de la venida de los europeos”. Entre los más tradicionales se encuentran “A la ro ro Niño” y “El Manuelito”, entre otros.
El Ministerio de Cultura y Deportes insta a los guatemaltecos a preservar las costumbres que hacen de la Navidad de este país, algo propio y lleno de color, sabor, aroma y tradición.