Las fiestas decembrinas se caracterizan por principalmente por las posadas, que inician el 16 de diciembre y durante nueve días pequeñas andas con imágenes de María y José vestidos de peregrinos y con decoración de la época (manzanilla, pino, ranchitos de paja, musgo entre otros) recorren calles y avenidas en honor al recorrido de los papás de Jesús hasta Belén.
En la época actual, estas comienzan el 15 y terminan el 23 de diciembre, siempre cumpliendo con la novena. Fue el Santo Hermano Pedro de San José de Betancur quien en Guatemala introdujo como parte de las festividades navideñas las Posadas para recordar la travesía de María y José en su viaje a Jerusalén, para poder cumplir así con el censo romano y el nacimiento del niño Jesús en Belén.
Esta tradición es muy esperada por toda la familia católica ya que une a grandes y chicos que acompañan al anda con faroles muy creativos hechos con madera, latas, vasos, papel celofán de colores que iluminan el paso de todos los acompañantes con la luz tenue de la veladora además de los villancicos que son acompañados por instrumentos autóctonos como chinchines, caparazón de tortugas y pitos de barro.
Al llegar a la casa que ofrecerá posada el primer día los peregrinos tocan la puerta y entonan ““En el nombre del cielo, os pido posada, pues no puede andar mi esposa amada…” y las personas que están dentro de la vivienda responden con otro cántico y al entrar a la casa se entona, “Entren santos peregrinos, peregrinos, reciban este rincón, aunque es pobre la morada, la morada, os la doy de corazón”.
Posteriormente, se lee un pasaje bíblico y se ofrece un refrigerio que generalmente es ponche de frutas y tamales, aunque depende de cada familia ya que también se puede ofrecer chuchitos, paches, tostadas, café, chocolate. Al día siguiente el anda va a pedir posada a otra casa y así sucesivamente hasta completar la novena.
Cada día de esta novena es dedicada a algún lugar recorrido por los feligreses en aquella época: el día 15 a El Monte Tambor; el 16, a La Ciudad de Naín; el 17, a Los Campos de Samaria. El 18 se dedica a El Pozo de Sequén; el 19, a El Corral de las Ovejas; el 20, a Los Copos de Nieve; el 21, a La entrada de Jerusalén; el día 22 se dedica a La entrada a Belén y el 23 a El portal de Belén.
“Las posadas son un medio para preparar con alegría y oración nuestro corazón para la venida de Jesucristo, y para recordar y vivir los momentos que pasaron José y María antes del Nacimiento de Jesús” menciona, Silvia Folgar, feligresa que recibe cada año la posada en su casa.